jueves, 3 de septiembre de 2009


José sabía que no puede ser, que esos amores no pueden durar, y que la vida es así, que te da sólo para quitarte. Y así arrancó para algún callejón, mirando nada, escuchando un adiós. Adiós a todo placer que te saque de la amargura. El mostrador ya no aguantaba más, de codo un callo y de pie por la fe, que tiene el que se cayó para levantarse de nuevo. Ya no había letras para su caminar, amanecía y la feria otra vez buscándole su lugar para quien se la juega entero. Y sin embargo levantó copas y copas al dolor. Al dolor de seguir vivo, que es lo bueno que tiene el dolor y también al placer de ganar y perder cuando todo parece jodido es cuando hay que poner. El día se iba y con él su penar, ya estaba listo para verla volar, "que no se vaya a caer" pensaba cuando cerraba el puesto. Y así arranco para algún callejón, mirando nada, escuchando un adiós. El amor sabe durar lo que dura en llorar un muerto. Ya se olvidó de lo lindo que fue, ya se olvidó y no se va a acordar más. Era feliz sin amor, pensaba y le caía una gota.

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